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¿Qué tienen en común el golf y la alta gerencia?

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Posiblemente, alguna vez has practicado golf, o por lo menos, lo has visto en algún programa de televisión. Sin embargo, ¿Has imaginado que este deporte podría darte algunas lecciones para ser un mejor gerente? Probablemente no. No obstante, el golf y la gerencia tienen más en común de lo que parece.

El objetivo principal en el golf consiste en conquistar los hoyos que están en el campo con el menor número de golpes. Asimismo, en la gerencia, se debe tener un objetivo claro y alcanzar dicho objetivo con el menor uso de recursos.

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El campo de golf tiene una gran extensión de terreno que le impide al golfista ver con claridad el hoyo al que quiere llegar, pero con cada golpe bien pensado se va aproximando a su meta. En oportunidades, el gerente desconoce cuáles serán los resultados finales; no sabe cómo va a terminar lo que empezó. Sin embargo, siempre debe tener en mente hacia dónde quiere ir. En otras palabras, cuál es el “hoyo” al que quiere apuntar. De acuerdo con Peter Drucker: “La gerencia por objetivos funciona cuando sabes los objetivos. El 90% del tiempo no los sabes”. De la misma manera, en la alta gerencia es necesario que el líder del equipo conozca cuál es el hoyo u objetivo final, qué estrategia va a emplear y de qué recursos dispone para cada fase del proyecto.

En el golf existe la figura de “el caddy”, es decir, la persona que conoce los desafíos y riesgos del terreno y sabe cómo enfrentarlos. Se encarga de ayudar al jugador precisando datos como la distancia en yardas, qué palo es recomendable usar y consejos para obtener resultados más satisfactorios. En el arte de gerenciar una empresa sucede exactamente igual. Es una labor ardua. Por esta razón,  es ideal que el gerente reciba la guía o el asesoramiento de un mentor quien fungirá como su “caddy”. El gerente muchas veces no contempla o no quiere la guia de un asesor. Sin embargo, no se debe cerrar a escuchar distintas perspectivas que le puedan ayudar a tomar mejores decisiones de acuerdo a las condiciones del terreno. Estos consejos se pueden recibir a través de talleres, seminarios, libros o formadores personales que no necesariamente son superiores al gerente, pero que sí servirán para reforzar la estrategia y enfrentar el juego con efectividad.

Un jugador de golf no se acerca al campo sin sus herramientas indispensables. En general, cualquier golfista sabe que para un juego no le pueden faltar tres palos fundamentales: un driver, un iron wedge y un putter. El golfista preparado sabe que cada instrumento con el que cuenta para el juego es parte esencial del resultado. Igualmente, el gerente debe aprender a reconocer cuáles son las piezas claves para llevar a cabo el proyecto que está ideando en su cabeza.

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Al igual que en el golf, en la gerencia también se encuentran los tres “palos” irremplazables, es decir, los tres tipos de personas claves para alcanzar el objetivo: El productor, que crea el servicio o producto, el negociante o vendedor, que lleva el producto al cliente y el administrador, que se encarga de economizar los recursos del negocio. Cada proyecto tiene objetivos diferentes; por lo tanto, este equipo se debe adaptar a cada situación.

El gerente además de reconocer al equipo que necesita, debe saber elegirlo, esto es lo que le  permitirá llegar a la meta con el menor número de golpes. Un golfista puede alcanzar su objetivo con un palo que quizá no es el adecuado, pero se tardará más en llegar. En el mundo gerencial, este hecho implica pérdida de recursos, tiempo, personal y capital. Definitivamente,  no es un lujo que se puede dar un gerente que persigue el “hoyo”.

Por eso, tanto el gerente como el golfista deben saber que será necesario adaptarse en el camino. Así como los palos de golf deben ir cambiando dependiendo de las circunstancias del terreno y el viento, en el mundo de los negocios el mercado cambia, la competencia es distinta, los clientes son otros o se presentan circunstancias no planificadas. En ese momento, cuando la situación no es igual a la inicial, el buen gerente debe ser capaz de escoger no el “mejor palo” sino el más adecuado para los desafíos y obstáculos que se estén presentando durante el juego. Cada palo como cada persona cumple un rol distinto en el juego, el mejor gerente es el que reconoce las fortalezas de su equipo y las destaca en el momento preciso para llegar a la meta sin generar pérdidas para su negocio.

Ahora bien, la próxima vez que juegues, recuerda que el golf tiene mucho más que ver con la gerencia de lo que te imaginabas y que las lecciones de este fascinante deporte no sólo te permitirán apuntar al hoyo en el campo, sino al “hoyo” de tu negocio.

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